ÍNDICE
- A la espera
- Sherezade
- La clase práctica
- El regalo
- Operación cebolla
- El extravío
- No hay peor ciego
- El tumbo
- Calla boca
- Master chef
- La mala pata
- La impostora
- A lo Cindy Lauper
- Mister Pinta
- Sala de emergencias
- El reemplazo
- Olivia
- Música importada
- La radio
- La novia de Otelo
- La silla monstruo
- El secreto del bajerío
- Petit bouché
- El legado
- El rescate
- El cocodrilo de Condorito
- Dulce o travesura
- La ola
- La liebre musical
- Hasta dar jugo
A la
espera
Mi abuelo, el gran Pejepela, todas las mañanas antes de ir
al muelle llegaba muy temprano a tomar desayuno a nuestra casa en la Villa
Olímpica. Siempre traía dos huevitos o un par de frutas. ¡Qué rico!, mientras el Pintacha,
mi hermano, le revisaba los bolsillos
buscando las monedas
que este escondía
a propósito para que
fueran encontradas. “Oigan cabros, el pan
se me quedó en la camioneta, vayan a
buscarlo. Está recién salido de la panadería del Sciaraffia”, ordenaba.
Tomábamos desayuno con huevitos y jamón en tarro, mientras Dorka mi mamá, la Patita de Bichero como le decía mi abuelo,
lavaba la loza y limpiaba
la mesa para que nosotros partiéramos con él, en su
camioneta LUV, a la caleta a esperar a mi papá. Allá también estaban la Tomoyo y el Chasqui boliviano, mis otros primos cavanchinos esperando a sus
padres… ¡Allá, allá viene el Chipana, delante
del Ongolmo! gritábamos todos los niños al ver los botes de la familia
apareciendo en el mar. Por fin mi papá y su hermano mellizo
llegaban al muelle. Esta vez traían las bodegas del falucho repletas de Bonitos
y Palometas, otras no traían nada. Los peces eran el sustento de nuestras
familias, comida y negocio incierto. Eran más de veinte días que no sabíamos de ellos, mientras
el abuelo nos entretenía
enseñándonos a mirar el mar con otros ojos. ¡Qué
felices éramos con él! Ahora cuando miro al horizonte me parece verlo
llegar en un bote y recuerdo que mi papá también contaba que venía al muelle a
esperar a mi abuelo.
Es
la rutina de los pescadores y sus familias,
esperar, esperar mirando
el mar. Así lo ha hecho mi
padre, mis tíos, lo hizo mi madre, lo hicieron mis sobrinos, mi cuñada, pero un
día un Manzo nunca llegó…
